Los idiomas más difíciles de aprender

Estudiar una nueva lengua es un objetivo que siempre suele estar presente cuando se hacen planes de cara al nuevo año, pero es también una de esas metas que pocos logran alcanzar. Por el contrario, hay quienes no se dan por satisfechos hablando uno o dos idiomas y quieren seguir aprendiendo más y más. En cualquier caso, es importante tener en cuenta cuáles son los idiomas más difíciles de aprender, porque pueden suponer todo un reto solo al alcance de los más valientes.

Idiomas más difíciles de aprender del mundo

No cabe duda de que los idiomas más difíciles de aprender suponen un verdadero reto, pero adentrarse en ellos es también una bonita aventura. Con tiempo y paciencia todo es posible. Hablar diferentes idiomas es cuestión de centrarse en el estudio e intentar practicarlos siempre que se pueda, por difíciles que sean.

lenguas que son muy difíciles de aprender

Es fácil estar al tanto de las lenguas más habladas del mundo y países donde se hablan. El chino mandarín, el español y el inglés cuentan con millones de hablantes nativos en todo el mundo y también son muy estudiadas.

¿Son lenguas difíciles para alguien que tenga otra lengua materna? Depende. La complejidad de los idiomas tiene mucho que ver con diferentes factores. Por ejemplo, a un español le resulta sencillo aprender otras lenguas romances como el italiano o el portugués.

Un turista español puede desenvolverse bien en Italia o en Portugal aunque nunca haya estudiado los idiomas de estos países. Esto se debe a que estas lenguas comparten unas bases comunes que hacen que ciertas palabras y estructuras gramaticales sean fácilmente entendibles para otro hablante de lenguas romances.

Sin embargo, la cosa cambia con las lenguas indoeuropeas, más concretamente con las germánicas. A alguien cuya lengua materna es el español, el portugués o el italiano, seguramente le resulte complicado aprender alemán, porque no tiene nada que ver con una lengua romance. Y lo mismo ocurre cuando un alemán intenta aprender español.

Otro rasgo que denota que se está en presencia de un idioma complejo es la posibilidad que haya de practicarlo. Si es casi imposible encontrar un hablante de una lengua, será muy difícil que otras personas puedan aprenderla, y esto es justamente lo que ocurre con algunos idiomas que están en peligro de extinción, como el liki.

Si hubiera que colocar a uno en el top 1 del ranking seguramente sería el centinelés, que podría ser calificado como el idioma más difícil del mundo.

En realidad, los expertos en lingüística saben muy poco sobre este idioma, así que no se puede saber a ciencia cierta si tiene una estructura especialmente compleja. Lo que sí se sabe es que para cualquiera que no sea de la isla de Sentinel del Norte es prácticamente imposible de aprender.

Se trata de uno de los lugares más aislados del mundo, y cualquiera que no sea de la isla no es bienvenido. No existen registros documentales del centinelés y los habitantes de Sentinel del Norte no están demasiado interesados en que otros hablen su idioma, así que aprenderlo es del todo imposible si no se es de allí.

Al margen del anterior, el polaco es también uno de los idiomas más difíciles de aprender. En algunos aspectos se asemeja al latín, y el vocabulario puede ser complicado de aprender, con hasta siete formas distintas de definir el uso de un sustantivo dentro de una oración.

Una buena muestra de la complejidad de esta lengua es que los propios polacos no llegan a dominarlo del todo hasta bien entrada la adolescencia. Desde luego, esta lengua es todo un reto para los que quieren aprender idiomas cada vez más complejos.

Mientras que para el resto de asiáticos aprender coreano no tiene una dificultad especial, para un europeo, un anglosajón o un latinoamericano puede resultar algo extremadamente complicado. Aprender a hablarlo implica conocer los caracteres con los que escriben (Hanjas), pero también su alfabeto fonético y hasta dos conjuntos diferentes de números.

Además, no basta con todo lo anterior. En el coreano hay cinco tonos que para alguien que no es nativo pueden llegar a sonar prácticamente igual y que pueden variar completamente el sentido de una frase.

Lo que hace especialmente difícil al ruso no es solo el uso del alfabeto cirílico o que tenga dos pares de consonantes. Es que, además, es un idioma que se ha desarrollado de forma desigual, no existe una gramática unificada para todo el territorio ruso, así que la versión del idioma que se habla en un lado del país puede no tener nada que ver con la que se habla en otro.

A ello hay que sumarle que muchas palabras pueden cambiar de significado según el sufijo o prefijo que se les añada, lo que puede provocar una gran confusión cuando se intenta una comunicación verbal.

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